Imagina que ves un artículo que, por fin, te refresca la memoria sobre una famosa serie de dibujos que te encantaba ver de pequeño. No recordabas su título, ni mucho de lo que pasaba, pero sí que los personajes eran conejos samuráis y que había una escena en la que el protagonista debía probar su valía partiendo en mil pedazos una zanahoria. ¡Por fin alguien da respuesta a eso que te habías preguntado por tanto tiempo!
Ahora imagina que todo eso es mentira, que ha sido un falso recuerdo que te ha provocado la sugestión de un bromista que subió un pequeño clip y unos cuantos productos de merchandising falsificados. ¿Cómo puede ser que incluso hayas recordado algunos segmentos de una serie que ni siquiera existe?