Tristram Geary escribió y dirige este trepidante cortometraje de acción sobre un mundo en el que los viajes en el tiempo se han hecho realidad pero son un tanto diferentes a lo que estamos acostumbrados. Y es que aquí no se viaja con una máquina: se viaja contrayedo un virus. Y los saltos solo tienen una duración de unos pocos segundos… Lo cual no da para mucho, pero menos es nada.
Es una buena demostración de cómo utilizando unos cuantos especialistas en lucha, una nave industrial vacía, imágenes de archivo y efectos de postproducción se puede crear un trabajo más que digno. La historia además permite explorar en unos pocos fragmentos qué supondrían estos viajes temporales a nivel social y político – aunque sea a base de flashes.
La historia puede entenderse también como una variante de Código fuente, Atrapado en el tiempo o Al filo del mañana, pero para los siete minutillos que dura, entretiene.
Fuente: Microsiervos